Vaya... Que raro se me hace ponerme delante del ordenador y empezar otra vez de nuevo... pero después de una temporada completamente off, vamos a ponernos al carro. Como se suele decir, si la vida te da limones, haz limonada!!! O magdalenas en este caso :D
La verdad es que han sido unos mese un tanto difíciles y tengo que excusarme por mi ausencia, sobre todo a aquell@s que me habías apoyado en este nuevo proyecto tan ilusionante... Pues aquí estoy y vamos al lío, que aquí se habla de cocina y de cosas tan ricas y esponjosas como las magdalenas que os traigo a continuación.
La verdad es que son una auténtica perdición, jugosas, mmm... que aroma por toda la casa... He de reconocer que si tengo debilidad por algo, son la magdalenas (pero las hechitas en casa) creo que ya os lo había comentado en alguna ocasión, y hoy mi casa huele a magdalenas de yogur y miel.
La receta de hoy es una adaptación a la thermomix de Xavier Barriga y espero que os animéis a hacerla, espero vuestros comentarios!!!
Ingredientes:
- 2 huevos.
- 150 gr de azúcar moreno.
- 50 gr de leche.
- 190 gr de aceite de girasol.
- 230 gr de harina.
- 7 gr de levadura química.
- 50 gr de miel.
- 60 gr de yogur natural.
- una pizca de sal.
Elaboración:
- Pon los huevos con el azúcar y la miel en el vaso y programa 3 minutos, 37º, velocidad 4.
- Añade la leche, el aceite y el yogur y programa 15 segundos, velocidad 3.
- Agrega la harina, la levadura y la sal y programa 15 segundos, velocidad 3. Termina de mezclar con la espátula.
- Vierte la mezcla en un bol, tápalo con un paño y deja reposar en la nevera como mínimo una hora, aunque puedes dejarlo hasta el día siguiente.
- Precalienta el horno a 250º.
- Una vez finalizado el reposo, remueve la masa con una batidor manual.
- Distribuye la masa en los moldes para magdalenas hasta las tres cuartas partes de su capacidad.
- Hornea las magdalenas a 210º durante 17 minutos aproximadamente.
Aquí están mis magdalenas creciendo en el horno, no podía apartar los ojos...
Y este es el resultado final, la verdad es que tengo que confesar, que no puede esperar a que se enfriaran, y como consecuencia, me quemé la lengua, pero es que una no aprende de sus errores, y no puede evitar resistirse a unas magdalenas recién salidas del horno ;)